El sábado 30 de agosto celebramos una exitosa gesta cívica en El Obelisco, en la que un millar de ciudadanos manifestamos libremente nuestro descontento por la corrupción y por el intento de los políticos de aumentar más los impuestos. Contrario a lo que algunos creen, llegamos personas de muy diversos ámbitos sociales y económicos. Eso sí, todas cansadas de que los políticos nos quieran dar atole con el dedo.
Fue increíble ver personas de todas las edades —había desde niños pequeños hasta señores de avanzada edad— unidas en una manifestación ejemplar, sin obstruir el derecho a la libre locomoción de nadie, sin pintarrajear monumentos públicos ni propiedad privada, y lo suficientemente responsables y ordenadas como para que, concluida la actividad, quitáramos todo lo que se puso para “enlutar” la plaza. Una manifestación muy distinta a las acostumbradas aquí y en muchas partes; sin bochinches, sin pintas, sin enfrentamientos, sin obstrucciones, sin golpeados; tal vez por eso —o será por compromisos y temores políticos— algunos medios no le quisieron dar cobertura a la actividad.
Felicito a todos los que llegaron el sábado a manifestar su descontento con el status quo, al grito de “No + corrupción, no + impuestos”, porque decidieron hacerlo voluntaria y pacíficamente, sin esperar “huesos” a cambio, y de hecho, muchos poniendo de su propio bolsillo para colaborar con la organización de la actividad. Llegaron con la principal intención de hacerles saber a los políticos el grado de descontento al que nos están llevando con la forma tan irresponsable de derrochar el dinero de los tributarios.
Algunas personas argumentan que no hay que mezclar la corrupción con los impuestos, que son dos cosas distintas. Pero yo afirmo categóricamente que ambos están íntimamente unidos. ¿De dónde sacan el dinero para la corrupción los políticos, si no de los impuestos que pagan los tributarios?
Quienes tratan de hacer esa separación lo hacen bajo la misma falacia en que cae mucha gente, al separar mentalmente a los políticos del Gobierno: cuando se refieren a los políticos no tardan en menospreciarlos por corruptos, por infames, por abusivos, por ladrones, por aprovechados y por toda una larga serie de epítetos, pero al siguiente segundo se refieren al Gobierno, y entonces lo describen casi como un ser angelical, bonachón, todopoderoso, bondadoso, solidario, entregado en cuerpo y alma a la labor de erradicar el mal y la pobreza sobre la faz del país. Nunca caen en la cuenta de que en ambas ocasiones se están refiriendo a lo mismo: el Gobierno son los políticos. Esa visión romántica del Gobierno y, por consiguiente, de los impuestos es falsa. No se engañen, los políticos son quienes gobiernan, y los impuestos son los que van a parar a las manos de los corruptos.
Siguiendo con esa romántica visión, algunos otros argumentan que es en los países más desarrollados donde se pagan más impuestos, y, por lo tanto, lo que hay que hacer para desarrollarse es pagar más. Esta también es una visión errada de la realidad, pero como ya se me acabó el espacio, la comentaré la semana entrante.
Quienes no tuvieron oportunidad de ir, pueden ver fotos y comentarios de lo que sucedió en www.vdeluto.org. Y como apenas empezamos, nos volveremos a vestir de luto todos los viernes, y nos reuniremos nuevamente en El Obelisco el sábado 20 de septiembre, de 9.30 en adelante. ¡Lo esperamos!
Artículo publicado en Prensa Libre y en el blog jorgejacobs.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario